El año nuevo se asoma para atisbar el desabasto de gasolinas, afectando a miles de consumidores que no tienen la culpa de que el gobierno de López Obrador, no tenga la capacidad suficiente para combatir el huachicoleo, sin afectar a la población.
Las primeras medidas del gobierno entrante han sido pésimas, desde la cancelación del nuevo aeropuerto de Texcoco, hasta dejar sin gasolina a miles de mexicanos, por una inútil estrategia de combate al robo de combustibles.
El despido de miles de burócratas ha dejado a sus hogares, sin el sustento diario y lo que es peor con pocas oportunidades en el mercado laboral. Es decir, aquellos que han sido corridos, tienen muy pocas posibilidades de que vuelvan a entrar a trabajar en el gobierno.
Muchos de ellos, los que perdieron su trabajo, votaron por AMLO, sin embargo, eso no les valió para mantener su chamba, al contrario, fueron despedidos para fondear a los programas sociales que son tan necesarios para el proyecto político del tabasqueño.
Es decir, el dinero ahorrado se va para mantener a los ninis y para crear una base de mantenidos que cuando sean llamados a las consultas populares, respondan de inmediato conforme a los intereses del presidente de la república.
Por eso, desde ahora nosotros le llamamos al proyecto político de AMLO no el de la Cuarta Transformación, sino el de la Cuarta Dictadura, porque estamos convencidos que buscará relegirse como presidente.
La primera dictadura fue la de Antonio López de Santana que se religió 11 veces como presidente, autonombrándose Alteza Serenísima y Dictador Vitalicio. Fue el culpable de perder la mitad del territorio nacional.
La segunda dictadura fue de Porfirio Díaz que se mantuvo en el poder por más de 30 años.
La Tercera fue la del PRI que, por más de 80 años, se enquistó en el poder para lograr un desarrollo del país, pero ensuciado por la corrupción de muchos de sus militantes que se enriquecieron a costa de la mayoría de los mexicanos.
Ahora, viene la Cuarta Dictadura con López Obrador.
Dirán muchos que alucinamos por tal aseveración, pero, ya desde ahora con lo que está haciendo en el sentido de adecuar el artículo 35 constitucional, el que habla de las consultas populares y la revocación de mandato, así como el de fondear a millones de mexicanos para que llegado el momento, lo apoyen en su proyecto político transexenal, se empieza a preparar la maquinaria que permita su relección.
Depende de los contrapesos que ejerza la sociedad, el poder judicial y los poderes facticos, para que se aborte esta idea guajira.
Por fortuna, ya la gente se está dando cuenta de quien es AMLO y de su incapacidad para gobernar.
El 2019, no arranca precisamente con los mejores augurios, sobre todo cuando se han ajustado los pronósticos de crecimiento y se vislumbra que la generación de nuevos empleos se reduce y que de ninguna manera se alcanzarán los 4 millones que se crearon en seis años por la anterior administración.
No nos queda otra que echarle ganas y salir adelante, a pesar de tener un gobierno que divide a los mexicanos y no propicia un entorno para que, por lo menos, los emprendedores, salgan adelante.